Aquella tarde parecía que iba a suceder una guerra entre dos civilizaciones, como la confrontación que se anuncia entre la del medio oriente y la del occidente. Solo que las culturas contendientes de ese día serian la nórdica, fundada por los vikingos allá en Suecia, y la otra que se desarrolló en el Norte de América del Sur, en una colonia española en la rivera del Lago de Maracaibo. La primera, la sueca, tuvo como ambiente un clima bien templado y acogió la reforma protestante; mientras, la segunda, creció en pleno trópico y allí reinó el catolicismo, con inquisición y todo. En ambas, se desarrolló la veneración a la santa, nacida en Siracusa, de nombre Lucía.
A esta confrontación de culturas, yo iba cargado de mis recuerdos. Para mi, el trece de Diciembre sabe a lo frio y sabroso del cepillao de rojo, rojito, servido en un vaso con forma de cono. Ese cepillao de rojo llegaba a mis manos justo minutos antes que se armara un rebullicio, porque todos los adultos se levantaban a ver pasar a Santa Lucía por el frente de la casa de mi tía Pipí, frente a la iglesia. Mientras, yo me mantenía concentrado en el rojo, rojito, y levantaba la cabeza, cuando escuchaba a una banda, como la de la Epifanía, para medio ver por la ventana a Santa Lucía, que era cargada en procesión por el Empedrao.
Una vez, en ese momento, el del cepillao de rojo, me agarraron por un brazo y me dijeron que no me soltara de la mano de mi prima, Rosa Marina, un poquito mayor que yo. Ella tenia que caminar en procesión, no se si adelante, o detrás, de la Santa, para pagar no se cual promesa; y yo, la tenia que acompañar y cuidar. No se quién iba a cuidar a quién. Yo cumplía y no me soltaba, pero tampoco soltaba el cepillado. Muchos tiempo después volví varias veces a El Empedrao, el 13 de Diciembre, pero como chofer madrugador, que transportaba a mi madre, Carmen Lucía, y a mi tía, Lola, a la misa de 5:30 am.
Como mis recuerdos no son muchos, tuve entonces que llevar dentro de mi abrigo el MP3 con la Gaita a Santa Lucia -la que canta el Quinto Criollo con Amada Campbell- a tiro. Me llevé también un papelito doblado con las direcciones electrónicas de dos páginas web que tienen fotos de El Empedrao y otras gaitas dedicadas a la Santa, como armas letales para mi batalla. A última hora, deje en el carro, no las bajé, unas casitas de cartón, de esas con las fachadas de colores. Me parecieron poco genuinas, pura recreación, demasiada ficción.
Los Smith-Hairsty ya me esperaban ese sábado 12. Estaban en la sala a medio trabajo de su decoración de navidad, pero listos para darme la pelea. Saqué mi arma principal, mi MP3, y les dije, “cuenten pues, como es que ustedes allá en Suecia celebran a la patrona de nosotros los del Empedrao”. Y Alison, tomó la voz cantante entonces y no la soltó.
Alison me explicó que en Suecia, el 13 de Diciembre es día de fiesta nacional y empieza la navidad. Santa Lucia es para los suecos, el símbolo de la luz, de la iluminación. Ella me cuenta que los jóvenes suecos salen a la calle en plena madrugada y vestidos de blanco recorren las calles cantando y portando velas. Esas patotas de suecos van encabezadas por una joven que realiza el papel de Lucía, ésta lleva una cinta roja en la cintura y una corona de luz formada por ramas y hojas de arándano, sobre la que se fijan unas velas. Alison asegura que los jóvenes suecos celebran que pronto se terminara la noche y vendrá la luz, del día mas largo de los que restan del invierno.
Alison narra que la celebración de los suecos sigue dentro de sus casas. Al amanecer el 13, la hija mayor de la casa, con la indumentaria de Santa Lucía, lleva galletas de azafrán y café hasta la habitación de sus padres y abuelos. Alison me dio hasta una foto suya, vestida para la celebración en su casa, en el ano 2008.
Ante tal despliegue de erudismo, yo no hice ningún esfuerzo por interrumpirla. Mas bien, verifiqué que el MP3 siguiese funcionando y le seguí preguntando. “Alison, quien te ha transmitido toda esa sabiduría de la cultura de tus ancestros?” , y “dime, Alison, que has aprendido sobre la vida de tu familia en Suecia, al conocer todos esos detalles?” Ese momento lo pase mal. Hubo un cruce miradas entre Alison y sus padres, Rusty y Eily. “Buena broma!, se me enredó la lengua”, “lo mas seguro es que pronuncié alguna de esas palabras que mal dichas suenan como una palabrota”, pensé yo.
La respuesta vino pronto. Alison sonrió y me dijo, “eso no me lo enseñaron en mi casa, lo leí en Internet. Si vas a Wikipedia lo puedes conseguir también”. Los abuelos maternos de Alison, que llegaron de Suecia, vinieron a Norte América después de la primera guerra mundial; ellos llegaron directo a trabajar y a olvidar los horrores que vivieron en su país. A la abuela de Alison no le interesó mucho el explicarle a su hija la tradición de Santa Lucía. La mamá de Alison se considera una genuina norteamericana, aun cuando sus padres llegaron de Suecia solo dos décadas antes de ella nacer.
Alison entonces hizo algo sorprendente. Aprendió a comprar por internet en Banana Republic y se acostumbró a ver videos de Youtube. Alison también se convirtió en una ciudadana global, pero con identidad. Es mas, Alison decidió repensar su identidad. Cuando ya pudo leer, empezó a investigar por internet sobre las costumbres de la tierra de sus abuelos. Alison le enseñó a su mamá la celebración Santa Lucía, y le imprimió la receta de los galletas de azafrán que los suecos preparan ese día. Desde hace unos años, Alison celebra en su casa el 13 de Diciembre, como una sueca.
Yo llegue al carro muy reconfortado. Internet no solo es un arma del liberalismo salvaje!, como repiten los ayatolas iraníes, los hermanitos Castro y los rojos en Venezuela. Hasta tuve cuidado para que mi abrigo no aplastara las casitas de cartón que había dejado allí al bajarme. Al llegar a la casa, volví a poner las casitas, en su lugar de siempre, arriba de las cornetas del MP3, donde puse a todo volumen a Astolfo, cantando a Luis El Perro. Y de paso, pique bastante hielo para servirme una pepsicola tan fría como aquellos cepillaos de rojo que me comí en el Empedrao. Era la manera que tenía para recrear la fiesta de Santa Lucía, pero aquí con nieve a mí alrededor.
Jesús Luis
17/12/2009 Athens, Ohio
Qué bonito artículo. Feliz Navidad, niño Jesús, allá lejos en la nieve.
ReplyDeletejesus gracias por recordar esos momentos felices ,aunque te dire que yo tenia porque pagar la promesa de mami y tener que caminar un pedazo de la procesion dirigidos por agustin matos, te acuerdas? yo antes de entrar a la casa de Leonor buscaba mi pepsi bien fria en la tienda de las portuguesas....QUE MOMENTOS DE LA INFANCIA TAN BIEN VIVIDOS Y RECORDADOS
ReplyDeleteexcelente relato.....tengo muchisimos años que no he faltado el 13 deciembre a santa lucia, me acuerdo desde ir con abuelita, ya que era su cumpleaños, y que siempre me querian mostrar quien era una señora que ique hacia unos pastelitos muy buenos,que paerece que era familia, y era de la sociedad de la virgen, ademas siempre visitar a leonor y que me contaran la historia.....
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