Friday, August 6, 2010

EL MELIFLUO Y EL MONTUNO


El mayor insulto contra Uribe no se lo propinó Chávez. El presidente de Venezuela repitió las descalificaciones que los opositores colombianos le han endilgado al presidente paisa. A principios del 2002, antes de ser secuestrada, Ingrid Betancourt llamó paramilitar a su contendiente por la presidencia. Carlos Gaviria, candidato del Polo Democrático a la presidencia en 2006, dijo que Uribe necesitaba un examen mental, con emergencia. Quiere decir que los analistas de la sala de situaciones de Miraflores llevaron cuenta de los adjetivos que los políticos colombianos usaron contra Uribe, y los incluyeron en los guiones dominicales del programa Aló Presidente, según la temporada o las circunstancias. Los epítetos que Chávez ha pronunciado contra Uribe han sido oportunos, pero para nada eran originales.
Juan Manuel Santos si se aventuró a ser original para describir a su ex jefe. Pocos días antes de la primera vuelta presidencial, le confesó a María Elvira Salazar, periodista de Mega TV-USA, que Uribe era un “montuno”. Santos precisó que Uribe estudio en Harvard, pero que seguía siendo un ganadero que estaba muy pendiente de sus vacas; era alguien que entendía poco de la sutileza, o mano izquierda, de la diplomacia.(1) Con este comentario, Santos quería tranquilizar a los colombianos radicados en los Estados Unidos. Explicó que el, a diferencia de Uribe, si es un diplomático, y por lo tanto lograría la aprobación del tratado de libre comercio con Norteamérica. Antes de ser ministro de Comercio, de Hacienda, y de Defensa, Santos había sido presidente de la CEPAL, de la CAF, de la Comisión para el Comercio y el Desarrollo de la ONU. Santos escogió un vicepresidente, Angelino Garzón, que también tiene experiencia diplomática.
Debo repensar lo que afirmé. Santos más que insultar a Uribe, logró describirlo mejor que nadie. El semanario colombiano, “La Silla Vacia”, identifica de diez ejemplos que ilustran la rudeza “uribiana”. “Sea varón”, le espetó Uribe a Chávez en la cumbre de Unasur en el Calafate. A Luis Fernando Herrera, un asesor presidencial, le dijo “estoy muy ‘berraco’ con usted, y si lo veo, le voy a dar en la cara, marica”. (2) Uribe se despidió del líder de las FARC, alias Alfonso Cano, con la frase “usted es un matón”. A Uribe le cuesta ser diplomático, y en eso su sucesor tiene razón.
Con esa actitud de pleitista, Uribe ganó la presidencia en 2002, en primera vuelta y con 53%, siendo un desconocido gobernador y alcalde de provincia. Uribe se enfiló contra las FARC, desde su primera campaña, y dijo “no hay que peinarle moños al terrorismo”. Y completó “en este gobierno no habrá ni un milímetro de zona desmilitarizada para que esa caterva de bandidos siga asesinando”. Uribe puso fin a la estrategia de solución negociada en la había consenso entre liberales y conservadores. Se negó al acuerdo humanitario que proponían las FARC, desestimando a los que decían que su estrategia iba a conducir a una guerra civil en la cual no habría ganadores, pero si muchas victimas. Uribe determino que usaría el poder del estado para debilitar a las FARC en el terreno militar y para deslegitimar los propósitos de los grupos armados en Colombia.
Uribe daba continuidad a la política anti guerrilla de la segunda mitad del gobierno de Pastrana. En el 2001, Pastrana elimina la zona desmilitarizada en el Guaviare, pero no logra que el estado colombiano regane su autoridad sobre esa zona. Pastrana si logró incluir a las FARC en la lista de organizaciones terroristas de la Unión Europea y de los Estados Unidos. Pero, el público colombiano, identifica a Pastrana con una postura débil ante las FARC y recuerda el embarque de Tiro Fijo, aquel 7 de Enero de 1999. Uribe es visto como el único héroe en la derrota del terrorismo en Colombia. Y tienen suficientes motivos para pensar de esa manera.
Los analistas indican que las FARC, aun cuando agrupan 8.000 hombres, perdieron más de 12.000 efectivos, por bajas o deserciones, durante la administración de Uribe. Las marchas multidinarias de Enero del 2008 fueron el reflejo de cómo las grandes masas de Colombia rechazan el proceder de las FARC. Colombia no esta en una situación similar a la de Guatemala y El Salvador, a principios de los noventa. El estado colombiano le ha ganado la pelea a los grupos terroristas. Pocos son los que piensan ahora que Colombia es un estado fallido.
Santos ha sido el primer beneficiario de los éxitos de Uribe en su política anti terrorista. Y con razón, y todo derecho, ya que fue Santos, el operador estrella del rescate de Ingrid Betancourt y del bombardeo al campamento de Raúl Reyes en Ecuador. Esas dos exitosas operaciones mostraron que Uribe había estado en lo correcto al negarse a aceptar las condiciones que las FARC demandaban. El éxito de Uribe fue también el éxito de Santos. Y en la campana del 2010, Santos triunfó porque los colombianos estaban seguros que el continuarían las políticas de Uribe.
Pero, Santos parece no tener el mismo estilo que Uribe. Y tan pronto ganó, Santos comenzó a fraguar un acuerdo con muchos de los sectores con los cuales Uribe había tenido diferencias y disputas. Incluso, escogió como ministros a dos encarnecidos adversario políticos de Uribe; a Juan Camilo Restrepo, como ministro de Agricultura, y a Germán Vargas Lleras, como ministro de Relaciones Interiores. A Vargas le tocara entenderse con la Corte Suprema de Justicia, institución con la cual Uribe tuvo importantes diferencias.
Y en la semana anterior a la juramentación de Santos, el tema de debate ha sido la posibilidad de un dialogo con las FARC, una vez que alias Alonso Cano se lo pidió al nuevo presidente. Santos actuó como un ventrílocuo. No le contestó a Cano; pero el nuevo vicepresidente, Angelino Garzón, aseguró que el gobierno de Santos si tenía la disposición de conversar con la guerrilla. Aun cuando en una declaración posterior, Garzón aclaró que seria un dialogo con condiciones.
Uribe no tardó en dejarle claro al nuevo gobierno que se opone a un diálogo con las FARC. El considera que no es conveniente “aflojar” sino más bien “rematarlas”. Y se ha empeñado en seguirle dando golpes a los cuadros de ese grupo delictivo antes de dejar la casa de Nariño. Lo interesante son los adjetivos que Uribe encontró para describir los primeros pasos de la administración de Santos en materia de política anti-terrorista. Uribe dijo que no le gustaba esa “diplomacia meliflua y babosa” que se anunciaba. El deja claro que prefiere ser altanero, antes que pasar como complaciendo o adulando a los que el denomina unos bandoleros.(3)
Será el propio Santos quien definirá el curso de la política anti terrorista de Colombia. Pero, cuando hable del tema, sabremos si Uribe, al describir a sucesor, y a su diplomacia, tuvo el mismo tino que su antiguo ministro de la defensa tuvo para describirlo a el. Se sabrá en cosa de horas.

Jesus Luis
Athens, Ohio
6/8/2010

(1)Entrevista a Juan Manuel Santos.Maria Elvira Live, Mayo 4, 2010.
(2)Medina Uribe, Pablo. “Hasta el final, Uribe, el camorrero”. La Silla Vacia, 14 de Julio de 2010. http://www.lasillavacia.com/historia/16506.
(3)Comentario de Alvaro Uribe, "diplomacia meliflua y babosa". Programa 1,2,3 con Claudi Hoyos. CM&, 13 de julio dec 2010.